Patria (HBO) es una serie que proyecta tanta verdad, que es imposible que el espectador no se resquebraje por dentro
Alba Blanco
Un día frío y de lluvia. Típico paisaje del norte de España. Todo sucede en cuestión de segundos. La narración intercalada deja poco que dar a la imaginación. Nos cuentan más por lo que no vemos que por lo que vemos. Han matado al Txato. El comienzo de Patria es pura verdad. Y es que Patria es una serie que proyecta tanta verdad, que es imposible que el espectador no se resquebraje por dentro.
Cuatro de la tarde de un día gélido, lluvioso y oscuro. El Txato se ha quedado traspuesto en la cama y tiene que irse a su empresa de transportes a trabajar. Su mujer, Bittori le ofrece café algo adormilada desde el salón. Él contesta que no quiere café, y que se ven a la noche cuando regrese del trabajo. Lo que no sabe es que nunca llegará a coger el coche. En ese pequeño pero eterno camino para el espectador que hay entre su portal y su garaje, el Txato es disparado a quemarropa. En la cabeza, disparos limpios. Los dos sospechosos salen corriendo. Pero para el espectador que no conozca la novela de Fernando Aramburu, en la que se basa la serie, no queda claro del todo quién es el que disparó. Aunque se intuye. La serie va desvelando detalles poco a poco.
Saltos temporales, de un pasado oscuro a un presente nublado
La serie, cuyo guion corre a cargo de Aitor Gabilondo, se mueve en dos ejes temporales claramente marcados, tal y como sucede en la novela. El pasado donde suceden los hechos y el presente de los personajes donde la banda terrorista ETA ha decidido dejar de matar. Para llevar a cabo tal proceso, sus directores, Félix Viscarret y Óscar Pedraza, echan mano de recuerdos, elementos y símbolos para saltar de un plano temporal a otro. Como una llamada o una pulsera. La increíble caracterización, en especial de sus dos protagonistas Bittori (una arrolladora Elena Irureta) y de Miren (una arriesgada Ane Gabarain) hacen el resto.
De este modo, casi imperceptible a veces, el espectador se deja llevar entre un escenario y otro del tiempo. El pasado, que se torna oscuro con la presencia de ETA en las vidas de los personajes. Por un lado, con la muerte del Txato, por otra con la incorporación de Joxe Mari en la banda terrorista. Todo se entremezcla en una misma línea que viene a contarnos una verdad desde dos realidades: la historia de un pueblo enfrentado que sufre, de sus víctimas y de sus victimarios. Sin embargo, Aitor Gabilondo, al igual que Aramburu no critica a sus personajes, no les juzga. Y es que la violencia se juzga por sí sola. Sino que lejos de eso nos muestra las puertas hacia ese pasado oscuro que jamás se olvidará. Hacia todos sus recovecos.
Verdad y humanos, en cada plano
Y es precisamente por ese tratamiento de los personajes, por lo que Patria elimina cualquier rastro de maniqueísmo en su historia. No hay buenos ni malos, solo humanos. Los hechos, el espectador los condena por sí solos. La violencia como justificación de una idea, el sufrimiento de las víctimas por la pérdida y por el abandono de los suyos, el silencio aterrador al cruzar la calle con aquel que considerabas “vecino”, la amenaza, el maltrato físico y moral a la víctima y del Estado a los ejecutores. Todo se recoge en Patria, creando un marco ficticio pero lleno de tanta verdad que es imposible no padecer con los personajes.
Patria no pretende abrir un debate ya abierto, ni pretende especular sobre víctimas o victimarios, sino que nos muestra las dos caras de un conflicto. Por un lado, la historia de Bittori, que sufre la pérdida de su marido a manos de terroristas de ETA. Y por otro, la historia de Miren, cuyo hijo es militante en la organización armada y acaba siendo detenido y encarcelado. La relación entre estas dos mujeres, que comienzan siendo amigas íntimas acaba siendo destruida por el conflicto político-armado, haciendo del entorno un lugar hostil y sin alma en el que los vecinos pasan a ser desconocidos.
Personajes cinematográficamente redondos
Algo que hace de Patria una serie muy rica, cinematográficamente hablando, es sus personajes. Ya que estos muestran todas las caras de lo que se vivió en País Vasco durante esos años. Se ve reflejado en la figura de las ya mencionadas, Bittori y Miren, pero también en la figura del Txato, empresario y padre de familia que es asesinado por negarse a pagar a la banda terrorista un reclamo económico. Pero también muestra el lado de la negación y de la culpa. Como sucede con la hija de Bittori, Nerea (Susana Abaitua), que decide no ir al entierro de su padre. Entre otras razones, por evitar a los medios de comunicación.
El agujero negro de frustración, rencores y pena se ve también plasmado en los personajes de Xabier (Íñigo Aranbarri) o Arantxa (Loreto Mauleón) cuyas familias les han marcado de por vida. En este sentido, Patria se convierte en una serie muy completa a nivel de personajes ya que permite visualizar aquello qué sucedió desde el alma de cada uno de sus protagonistas. Ya no es solo qué siente aquel que ha perdido a un ser querido a manos del terrorismo, sino qué siente aquel que ha matado, aquella que es madre de un terrorista, o aquella que es hermana del victimario.
Todo ello hace de Patria una serie compleja, perfectamente hilada y hermosa, en cuanto a la profundidad emocional de lo que retrata, que sin duda, la convierte en la mejor serie española de este año. Sino de los últimos años. La serie está disponible en HBO cada domingo con un nuevo capítulo. Telecinco emitió el primer capítulo el pasado 29 de septiembre como adelanto, y no volverá a emitir ninguno más hasta que no se publiquen todos en la plataforma de streaming.