‘La maldición de Bly Manor’, creada por Mike Flanagan no logra superar las expectativas tras el fenómeno que supuso su antecesora, ‘La maldición de Hill House’
Lidia Domínguez
Mike Flanagan se sirve de la novela de Henry James “Otra vuelta de tuerca” (1898), para adaptar una nueva historia de terror romántica titulada ‘La maldición de Bly Manor’, disponible en Netflix desde el pasado 9 de octubre.
Esta nueva entrega ambientada en la Inglaterra de los años 80, relata la historia de Danielle Clayton, una profesora que es contratada por Henry Wingrave para que cuide de sus sobrinos Miles y Flora, dos niños huérfanos que viven en la mansión de Bly Manor. Allí también viven los empleados: Owen, el cocinero; Jamie, la jardinera; y el ama de llaves, Hannah Grose. Pero parece que no están solos en aquel lugar. Demasiado pronto, Danielle comenzará a ver la figura de un hombre que nadie más parece notar.
Muy diferente a ‘La maldición de Hill House’
Mike Flanagan sabe muy bien lo que hace, ya lo ha demostrado en otros proyectos anteriores. Sin embargo, como suele ocurrir con las segundas partes, ‘La maldición de Bly Manor’ no llega a estar a la altura de su antecesora.
El principal problema es cómo se ha presentado la serie. Parecía que iba a seguir la estela de la obra maestra de Flanagan, ‘La maldición de Hill House’. Pero en esta ocasión, el cineasta ha pasado de una historia de terror profundamente psicológica y llena de fantasmas a un romance gótico con ciertos tintes de terror.
A su vez, ‘La maldición de Bly Manor’ se compone de una trama mucho más lenta resultando un poco aburrida al principio. Se necesita paciencia para llegar a lo realmente importante. Al igual que en ‘Hill House’, son recurrentes las transiciones temporales con el fin de contar la historia de la mansión y los personajes. La diferencia es que en esta segunda temporada, hay ciertos momentos que pueden llegar a hacerse repetitivos.
Si en ‘La Maldición de Hill House’, los extensos planos secuencia fueron el elemento estrella, en esta segunda entrega la sorpresa es no encontrarlos.
Pese a esto, no es una mala serie. La estética, el cuidado en los detalles y la fotografía son una maravilla. El reparto es otro de los puntos fuertes, especialmente los dos niños que interpretan a Miles (Benjamin Evan Ainsworth) y Flora (Amelie Bea Smith), quienes constantemente se mueven entre lo espeluznante y lo adorable sin dificultad alguna.
Tampoco hay que pasar por alto la presencia de caras conocidas como Victoria Pedretti, Henry Thomas, Carla Gugino, Oliver Jackson-Cohen y Kate Siegel, a quienes ya vimos en ‘Hill House’ interpretando a otros personajes completamente distintos.
Una vez vistas ambas entregas, es inevitable compararlas, aún siendo muy diferentes. Quizás ‘La maldición de Bly Manor’ no sea tan terrorífica como su antecesora, pero sigue siendo una de las mejores propuestas de Netflix en cuanto a series de terror emocional.