- “De la costilla que Dios había tomado del hombre formó una mujer y la llevó hasta el hombre. Entonces este exclamó «Esta vez sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada varona, porque del varón ha sido tomada” (Génesis, Capítulo 2).
AINHOA AROSTEGUI | PINTURA: FRANS FLORIS
Todos nos sabemos esta parte en la que Dios crea a Eva de la costilla de Adán. Eva, la primera mujer de la tierra, la que robó la manzana en un intento de ser igual que su creador. Ella era la culpable de que el ser humano fuera expulsado del paraíso. Sin embargo, existe otro versículo anterior al de el surgimiento de Eva, ni de lejos tan popular como el citado previamente que dice así: “Dios creó varón y hembra los creó”. Esto podría darnos a entender que Dios creó al hombre y a la mujer a la vez, una mujer que no fue Eva, salida de las costillas de Adán.
Una interpretación judía cuenta que esa primera mujer llamada Lilith, al igual que el primer hombre nació del polvo. Lilith y Adán no congeniaron muy bien. Ella era una mujer inteligente e independiente que no se dejaba dominar por el hombre que Dios le había asignado. Él compartía la astucia que caracterizaba a Lilith pero se negaba a reconocer la igualdad de ambos. La historia cuenta que ella se negaba a acostarse debajo de él a la hora de mantener relaciones sexuales diciendo: “¿Por qué debería acostarme debajo de ti?, Yo también fui hecha de polvo, y por eso soy tu igual”. En busca de libertad, Lilith pronunció el nombre de Dios en vano e inmediatamente salió del Edén.
Se dice que se asentó en la costa del Mar Rojo. Allí mantuvo innumerables relaciones con todo tipo de demonios y tuvo cientos de hijos. Al ver esto, Dios mandó a tres de sus ángeles para exigirle que volviera a su sitio, con Adán. Ella se negó a perder su libertad y volver al lado de alguien que la consideraba inferior y como consecuencia sufrió la ira de su creador: cada día morirían cien de los hijos que había engendrado. Llena de rabia, prometió que, como venganza, mataría a todos los hijos de Adán. Desde entonces Lilith se ha conocido como un malvado demonio que vaga matando recién nacidos.
Las otras versiones
Otras versiones dicen que Lilith vivió al margen de todo disfrutando de los placeres que la vida le ofrecía fuera del Edén, pero que cuando le apetecía se colaba dentro. Se cuenta que hasta llegó a mantener contacto con Eva, quién descubrió que no era un demonio sediento de sangre, sino una mujer normal, tal y como lo era ella y poco a poco fueron entablando una relación de amistad.
Lilith era una mujer que tenía muy claro que ella no iba a ser la esclava de nadie. A pesar de las consecuencias quería ser libre y vivir su vida con la mayor plenitud posible. Pero como muchas otras mujeres a lo largo de la historia, pagó muy caro su desafío Lilith es libertad, placer, independencia, todo lo que nunca podrá ser dominado. Es todas las mujeres que han peleado y han logrado traernos hasta donde estamos aquí. Lilith es el interior de toda mujer que lucha contra el patriarcado y vive dictando sus propias reglas. Lilith eres tú, mujer, que estás leyendo esto.