‘La llegada del hijo’, desde Argentina, el proyecto de Cecilia Atán y Valeria Pivato sobre el perdón y la superación
‘La llegada del hijo’ era demasiado irresistible como para dejarla escapar en la 72ª Edición del Festival de San Sebastián. En la categoría de New Directors, Cecilia y Valeria prometían una historia interesante y visualmente memorable. Ahora que han pasado unos meses desde que la vi, reconozco las buenas intenciones. Sin embargo, también puedo admitir que el conflicto y la dependencia de algunos elementos terminan por empobrecer el proyecto.

El argumento de por sí es potente. El regreso de un hijo a la casa de su madre tras un tiempo en prisión. Vemos rigidez ante ese reencuentro, que es lento y denso. También apreciamos un profundo dolor en la madre, en Sofía (brillante Maricel Álvarez). Hay silencios incomprensibles y recurso de flashbacks para jugar a mostrarte aquello que pudo suceder. Hay una Greta Fernández estupenda. Hay tensión, pero demasiada dependencia de ese giro, que cuando se descubre no termina de entrar bien.
No digo para nada que es una película mala. Sinceramente no lo pienso. La fotografía es preciosa, las actuaciones brillantes y el guion está pensado. Sin embargo, no siento que funcione. El ritmo es agotador al comienzo, demasiado despacio y vacío. Alterna con escenas llenas de pasión y fugaces, con besos y gritos. Pero no resultan suficiente. No para mí. El resto de constante incompleto se come la película. Un corto tal vez hubiese sido demasiado pequeño. Quizás el largometraje sea demasiado grande.
Sin embargo, me parece un largometraje digno de ver al menos una vez en la vida. Hay un algo distinto en la forma en la que se narra el drama. Un regustillo con sabor a café durante los créditos. Además, claro, de la irresistible necesidad de querer comprender a los protagonistas.