La segunda parte del especial de Euphoria busca la desnudez del personaje de Hunter Schafer a través de un viaje sonoro y visual sorprendente.
MIGUEL Á. RITE
La introspección no precisa de un lugar concreto. Solo son necesarias las preguntas adecuadas y la actitud de deconstruirse para analizarse uno mismo. Pero si hubiera un lugar indicado para este ritual sería sin duda una consulta de psicología. Y ahí es donde nos llevan Sam Levinson y Hunter Schafer (Jules) en el último episodio de Euphoria. Para mostrar y expandir la historia de Jules.
Euphoria es esa serie de HBO que fue estrenada en 2019 y que a nadie dejó indiferente. Su apuesta de crear un cóctel de contenido explícito de adolescentes, drogas y sexo llamó la atención de todo el mundo . Pero es una serie que va más allá. Que cuenta, a través de un gran entendimiento de los recursos actuales audiovisuales, como puede ser la adolescencia en nuestra época. Sin ignorar los problemas de salud mental, la necesidad de la autoestima, el conocimiento personal y sexual, etc. Todo ello de la mano de algunos de los actores más prometedores del momento, como Zendaya, Sidney Sweeney o Jacob Elordi.
En cuanto los episodios especiales rodados en época de Covid-19, estos funcionan como puente entre la primera y segunda temporada. En diciembre fue estrenado el primero, ‘Euphoria: Las rayadas no son eternas’, protagonizado por Rue Bennet (Zendaya). El segundo, ‘Euphoria: Fuck Anyone Who’s Not a Sea Blob’, titulado en España como ‘Euphoria: Los perfectos a m*marla’, se centra en otra de las protagonistas, Jules Vaughn.
Esta segunda parte se desarrolla durante la primera sesión de Jules con una psicóloga, seis meses después del final de la primera temporada. A lo largo del episodio somos testigos de como Jules, guiada por las preguntas e hipótesis de su psicóloga (Lauren Weedman), se va abriendo poco a poco. Perdiendo capas a medida que pasan los minutos gracias a un guion muy cuidado y personal (la propia Hunter Schafer participó en su creación). Más allá de contarnos como han sido estos meses para Jules a lo largo de estos cuarenta minutos de episodio se abordan temas de gran relevancia actual. Que puede suponer para una persona trans la llegada de la pubertad o del proceso de reasignación de sexo, como se entiende el concepto de feminidad y su relación con el patriarcado o donde están los límites de la autocrítica.
Toda esta sesión resuelta con un entendimiento brillante de los recursos audiovisuales y de la importancia de los detalles. Desde la utilización de la cámara, que trepida, gira o se mantiene firme cuando hace falta, hasta la fotografía o banda sonora. Junto con las canciones ‘Lo vas a olvidar’ (de Rosalía y Billie Eilish), creada para este episodio, y Liability (Lorde), crea una ambientación continua. A lo largo de toda la sesión encontramos una serie de emotivos cánticos y violines que aparecen y desaparecen de la escena cuando es necesario.
Sin duda más allá de un simple episodio de diálogo en el que la acción parece ser estática en esta ocasión encontramos una carta propia tanto de Jules como de Hunter Schafer. Una carta que gracias a los recurso técnicos, los flashbacks y las ilusiones (o más bien pesadillas) de Jules hace que a pesar de no levantarse en ningún momento del sillón el dinamismo sea palpable. Dinamismo que permitirá entrar de cabeza en la ansiada segunda temporada.